La bailarina cubana, tuvo la más larga carrera que se recuerda en la danza
Alicia Ernestína de la Caridad Martínez del Hoyo, nació en La Habana el 21 de diciembre de 1920, hija de padres españoles, y la menor de cuatro hermanos, comenzó a dar sus primeros pasos en la danza a la edad de nueve años.
Como leyenda de la danza, formaba un tandem inseparable con el Ballet Nacional de Cuba, ya que combinó la rigurosa y excepcional interpretación, el magisterio, la coreografía y la dirección del Ballet Nacional de Cuba (BNC).
Contrajo matrimonio con el bailarin Fernando Alonso, de quién adoptó su apellido que la acompañaría a lo largo de su dilatada trayectoria artística. Pese a su avanzada edad y a la ceguera casi total que sufrió durante muchos años, incluso en su época de bailarina en activo, Alicia Alonso se mantuvo pendiente de los escenarios hasta el último momento a la cabeza de la compañía, prestando con prioridad absoluta la supervisión del trabajo de los jóvenes bailarines, a quienes deseó transmitir su legado.
De hecho, la autodenominada “prima ballerina assoluta” , ha servido con una definida vocación, hasta prácticamente los últimos momentos de su vida. La pequeña Alicia como alumna aventajada debutó el dia 29 de diciembre de 1931 como dama de la corte en el”Gran Vals” del ballet “La Bella Durmiente” del compositor Piotr Chaikokovski.
Alonso se mantuvo pendiente de los escenarios corrigiendo el trabajo realizado por los jóvenes bailarines y realmente con todo el apoyo de la bailarina Viensgay Valdés, que era la subdirectora y desde enero quién ya tomaba las decisiones , pero -siempre fiel- al legado de Alicia.
A pesar de su avanzada edad y la ceguera que padecía, ella se mantuvo en activo hasta hace poco tiempo, supervisando el trabajo del BNC. Con la desaparición de Alicia Alonso a los 98 años, se marcha uno de los mitos vivientes de la danza mundial.