El hoy fallido contrato minero, que está dejando a cerca de 7 mil panameños desempleados y que augura para Panamá 2024 una reducción en más del 4% de su Producto Interno Bruto (PIB), también tuvo un efecto importante en la oferta electoral presidencial de cara al torneo de mayo de 2024, revelando cuál de los aspirantes al Palacio de las Garzas quedó como “el juega vivo”.
Hace pocos días en el Diario La Prensa, uno de los especialistas del patio hizo su “análisis” sobre cuál era el candidato, supuestamente, más favorecido tras las protestas que finalizaron con la declaratoria de inconstitucionalidad del contrato minero por parte de la Corte Suprema de Justicia; en otras palabras, quién se aprovechó de la situación que vivió el país.
La crisis reveló, al menos, una candidata agitadora, un candidato oportunista, un candidato politiquero, y un candidato que mantuvo su discurso siendo el más vertical.
La agitadora
La candidata agitadora, no hay necesidad de nombrarla, su contribución al escenario político es el conflicto, se sabe perdedora y aspira a todos los cargos que le ponen sobre la mesa; sobre ella solo queda decir que el pueblo la conoce e intentó pescar en río revuelto.
El oportunista
El candidato oportunista, el que más sufrió electoralmente hablando, es un expresidente que intentó montarse en la ola del rechazo al contrato minero; sin embargo, en su administración continuaron los proyectos mineros, se aprobó que la concesión de Petaquilla se dividiera en Petaquilla Gold y Petaquilla Cooper, y además aprobó el estudio de impacto ambiental de Petaquilla Gold.
De este candidato, de quien se dice nombró la mitad de los altos cargos del gobierno de Cortizo, circuló un video donde manifestaba que la minería era una oportunidad de progreso, intentó ser “el más vivo” y quedo RETRATADO.
El politiquero
La crisis minera también permitió al electorado conocer quién de todos los candidatos es el más politiquero; los analistas del patio lo califican en positivo por intentar pegarse a los marchantes de la calle 50, pero pasó trabajo en una entrevista de hace pocos días cuestionando a su entrevistador, por que este le dijo que mantuvo una posición cómoda cuando el gobierno cerró la mina temporalmente, en aquel momento decía: “hay que salvar la operación minera”, luego se limpió con “el plan de cierre”.
El Constante
El candidato más constante, y que inicialmente fue criticado por su posición, es el abanderado de la derecha conservadora panameña, quien siempre pregona que “Lo Bueno Viene”.
Blanco de ataques, quizás por contar con la maquinaria electoral más fuerte, el candidato de “Lo Bueno Viene”, no apoyó la mina pero siempre advirtió de las consecuencias que podría generar el cierre de este proyecto, podría ser catalogado como el más vertical de todos los candidatos.
¿Quién quedo mal y quién quedo bien frente al electorado?
Haciendo un análisis sobre cómo quedaron los candidatos presidenciales, objetivamente hay que decir que los oportunistas, ya fueron atacados por su oportunismo; hoy el país sufre la masificación del desempleo por ocasión de la pérdida de la inversión extranjera, y la gran pregunta es quién podría encaminar el país a otras alternativas de reactivación económica.
Haciendo una aproximación objetiva de lo sucedió, quién ganó no fue el candidato juega vivo, sino aquel que mantuvo su discurso y advirtió los peligros de manejar el tema, con una agenda electoral y sin responsabilidad.
Todo indica que el panorama le dará la razón al candidato de “Lo bueno viene”, quien no se manifestó en favor de la mina, pero sí en favor de cuidar el ambiente, generar empleos y atraer inversiones.
El atomizado voto de 2024, favorece la maquinaria CD-Panameñista
Siendo que la Elección de 2024, se ganaría con porcentaje bajo de votos, dada la atomización del voto producto de 8 candidatos, y con un PRD dividido, la maquinaria CD-Panameñista tiene la fuerza territorial más grande, un factor clave en la contienda.
A cinco meses de las Elecciones y tras la crisis del contrato minero, el electorado pudo palpar la oferta electoral, determinar quién es el más creíble, y bajo esto último quién tiene la posibilidad de alcanzar el poder. El ya maduro electorado panameño tendrá en las próximas elecciones echar mano del denominado realismo político, es decir, elegir al mejor y al que puede alcanzar los objetivos, frente a una de las peores crisis que se aproximan para el país.