La educación superior debería ser un bien público, accesible y adaptado al cambio tecnológico, ofrecido por instituciones que representen la sociedad para volver a “ser universos”, señaló este viernes en Lima el director del Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina, Francesc Pedró.
“Debemos recuperar la idea de que la universidad es un universo, una sociedad en la que conviven docentes y estudiantes para aprender, enseñar e investigar en un contexto absolutamente equilibrado”, afirmó Pedró al intervenir en la clausura de un congreso organizado por la Universidad Internacional de La Rioja en Perú (Unir).
El Congreso, denominado “Los futuros de la Educación Superior. Digitalización y empleabilidad,” repasó entre el jueves y el viernes los retos a los que se enfrentan las instituciones académicas en un contexto pospandémico y de cambio tecnológico.
Mejorar la calidad, fomentar la equidad, apostar por la innovación y aumentar la cooperación tanto entre empresas, gobiernos e instituciones como entre las mismas universidades fueron algunas de las conclusiones a las que llegaron diferentes expertos del ámbito educativo que tomaron parte.
“Hagamos entre todos buenas universidades para construir buenas sociedades”, afirmó el presidente de UNIR, Rafael Puyol, antes de remarcar la importancia de preguntarse cómo conseguir que la educación lleve a cabo su misión.
Una de las preguntas clave que trató de responder el congreso fue cómo abordar el cambio tecnológico al que se están enfrentando las universidades y que modifican los métodos de enseñanza.
LA METAMORFOSIS EN PANDEMIA
“La pandemia produjo una verdadera metamorfosis, no tanto por la naturaleza de los cambios, sino por la velocidad a la que se vieron obligadas a reaccionar las universidades”, explicó el miembro del Consejo Asesor de la UNIR Perú Hugo Díaz.
El experto remarcó que se debía transitar de una enseñanza remota de urgencia a una verdadera educación virtual y de calidad que dé paso a una transformación digital de sus estructuras.
De esta forma, los expertos reunidos coincidieron en que el futuro de la educación superior es un sistema híbrido, con un uso de la tecnología tan intenso que la experiencia del estudiante dependerá de su conectividad.
El congreso remarcó en cada una de sus intervenciones el impacto de la pandemia en múltiples niveles del sistema educativo y, en este sentido, Pedró remarcó que América Latina ha perdido entre un 10 y 15 % de sus estudiantes de educación superior en este periodo.
Además, los estudiantes han periodo aprendizaje y, en ocasiones, el equilibrio socioemocional.
“La probabilidad de no volver a la universidad es inversamente proporcional a los ingresos, cuanto más pobre es un estudiante, más probable es que no vuelva a la universidad”, dijo Pedró al añadir que en la región es más probable que sean las chicas las que no regresen para completar sus estudios.
En América Latina, los estudiantes con más recursos tienen siete veces más posibilidades de acceder a estudios superiores que los que tienen menos, según cifras de la Unesco, por lo que las universidades “deben encontrar formas de reducir esas inequidades y garantizar su acceso, sostuvo Pedró.
La diferencia de salario entre aquellos que se gradúan de algún tipo de estudio superior, en comparación de los que solo acaban la secundaria es del 200 %, cuando en otras zonas del mundo este porcentaje es de la mitad, lo que muestra la importancia que tiene esta educación en el continente.
“El 46 % de los estudiantes de educación superior en América Latina no logran graduarse”, explicó Pedró al añadir que existe un problema de calidad interna y eficiencia en la región.
Los participantes concluyeron que las universidades deben resolver los problemas de la sociedad, ser faro de innovación y coincidieron en las posibilidades que la educación superior puede ofrecer a la sociedad latinoamericana.