Atrás quedan los tiempos en los que se asociaba la idea de requerir los servicios de un profesor particular al hecho de tener una edad temprana. En pleno 2022 son numerosos los ejemplos que demuestran que no solo los niños y adolescentes presentan esta necesidad. Y es que la misma puede surgir a cualquier edad.
Así pues, es probable que tú también tengas que recurrir a un profesor particular o elegir uno que le dé clases a tu hijo. En ambos casos es importante que apliques los pasos de esta guía definitiva. Solo así te asegurarás de acertar al cien por cien, tomando la mejor decisión posible.
Materias a reforzar
Lo primero que tienes que hacer es averiguar qué materias son aquellas en las que flojeas. Aunque puedes optar por avanzar en las que ya dominas, es preferible dedicar tus esfuerzos a mejorar cualquier asignatura o temática que, por unos motivos u otros, se te resiente.
La más habitual de todas son las matemáticas. No hay ninguna otra materia que supere a dicha ciencia numérica. Ello no es de extrañar teniendo en cuenta que acostumbra a resultarles difícil sobre todo a los más pequeños de la casa. De hecho, los profesores en más de una ocasión ya se han pronunciado sobre la necesidad de aplicar medidas para mejorar los resultados en matemáticas.
Una de las más efectivas se resume en concienciar sobre la importancia de detectar precozmente los malos resultados, acudiendo cuanto antes a un profesor particular.
Otra de las materias bastante solicitadas a modo de refuerzo es la música, aunque en este caso no solo los niños y adolescentes se decantan por recurrir a las clases particulares. También hay muchos adultos que, por ejemplo, quieren aprender a tocar un instrumento.
Aquí no termina la lista de materias que suelen ser reforzadas depositando la confianza en un profesor particular. Y es que hay otra muy habitual: el inglés. Tal como sucede con las matemáticas, es fundamental empezar las clases tras comprobar que las notas dejan un poco que desear.
En caso contrario, más adelante le resultará más difícil conseguir un nivel de inglés aceptable si no cuenta con una buena base desde pequeño. El hecho de dar clases con un profesor particular puede traducirse en evitar en un futuro la pérdida de oportunidades laborales.
Las matemáticas, la música y el inglés demuestran que la necesidad de recurrir a un profesor particular es transversal en el sentido de que abarca una gran variedad de áreas de estudio.
Cualidades del profesor
Tras saber qué materia va a ser reforzada, llega el momento clave: elegir un buen profesor particular. La lista es amplísima, sobre todo hoy en día gracias a Internet, pero acertarás de lleno si te aseguras de que reúne las siguientes cualidades.
En primer lugar cerciórate de que el profesor particular cuenta con una dilatada trayectoria a sus espaldas. El hecho de que esté muy experimentado será una garantía, sabiendo en ese caso que impartirá las clases con una gran calidad para que interiorices todos los conocimientos de la manera más fácil y efectiva posible. Tal como indica el informe de Preply, es el factor más importante al escoger a un profesional del ámbito de la educación.
Por supuesto, la lista va más allá con otras cualidades a tener en cuenta. Entre las de mayor trascendencia se encuentra la personalidad. Es esencial decantarse por un profesor particular que sea paciente, ya que se cometerán muchos errores -sobre todo al principio-. Siendo la paciencia una de sus virtudes, en ningún momento la frustración se apodera del alumno al no recibir ningún comentario negativo si se producen fallos, por ejemplo al tratar de resolver problemas matemáticos.
Conviene destacar el hecho de que hay ciertas cualidades que adquieren una mayor importancia en función de la materia que pretenda ser reforzada. Precisamente habiendo mencionado de nuevo las matemáticas, la creatividad es valorada muy positivamente, ya que el profesor particular será capaz de aplicar métodos innovadores y personalizados para que cualquier alumno se vea capaz de entender las lecciones impartidas.
En lo referente al inglés, la ubicación se convierte en el factor más determinante. Y es que acertando en este aspecto no solo será más fácil coincidir -evitando husos horarios incompatibles-, sino que también te asegurarás de que domina a la perfección el inglés americano o el británico.
Así es la experiencia de principio a fin
Eligiendo un profesor particular que merezca mucho la pena, la amabilidad será sacada a relucir desde el primer momento. El objetivo es claro por parte del profesional: generar una atmósfera de buen rollo para aumentar al máximo el nivel de productividad estudiantil. El alumno no dudará en plantear cualquier cuestión que le ronde la cabeza, sabiendo que todas ellas serán resueltas con eficacia.
De esta manera poco a poco la materia que tanto se resentía irá siendo dominada, especialmente en caso de dar clases de manera regular -por ejemplo una vez por semana-. Así pues, la asignatura que solía ser sinónima de suspenso pasa a aprobarse sin dificultades. Por si fuera poco, en el futuro el alumno tendrá más oportunidades laborales al contar con una buena formación previa.