Egipto y Etiopía, buscan el consenso con Sudán para solucionar sus disputas
Como si de una maldición egipcia se tratara, es la sensación que existe para llegar a un acuerdo sobre como gestionar la enorme presa que Etiopía está levantando en el principal afluente del río Nilo. Egipto y Sudán, los dos países situados aguas abajo del embalse, han rechazado una propuesta del Gobierno de Adis Abeba sobre el inicio del llenado del vaso, prevista para el verano.
El Cairo se opone a la puesta en marcha del embalse sin un pacto previo, a lo que el gobierno etíope insiste que continuará con sus planes con o sin acuerdo. La presa levantada sobre el Nilo Azul, será la mayor represa hidroeléctrica de África de la que ya se ha completado un 73%. Para Etiopía esta central cuando esté generando energía pasara a disponer de un aumento del 115% de la actual, de ahí la importancia para el desarrollo del país.
En la parte contraria Egipto que teme que la construcción les prive del preciado líquido, que depende del agua del río en un 98%. En el pasado febrero, casi llegan después de más de 1o años a un acuerdo, pero en el último momento los etíopes se descolgaron.
Y por si faltara algún ingrediente más entra en escena el tercer contendiente, Sudán que quiere sacar rédito de la discordia, y con una dificultad añadida, ya que se encuentran en medio de una frágil transición democrática, en las cuales las fuerzas contendientes no se ponen de acuerdo.
Esto a pesar de que los etíopes ya le han concedido prebendas en forma de territorio que le reclamaban los sudaneses. Y a todo esto, se une el estallido de la pandemia del coronavirus que es un desafío añadido entre las tres partes implicadas.
Los etíopes aseguran que no va a detener las obras, pero en su contra está las demoras que la Covid-19, pueda causar, ya que la parte importante de materiales que faltan para rematar la faraónica obra, tienen que ser importados.