Los niveles de agua lograron inundar el vestíbulo de la catedral de San Marcos
En esta época del año los venecianos están acostumbrados a recibir lo que denominan “acqua alta”. Si la marea del pasado martes subió 1,87 metros, la de este viernes ha sido la cuarta en la semana. Son los cuatro días y noches más largos de las últimas décadas. A las 9,30 el acceso a la plaza de San Marcos quedó cerrado y las pasarelas que conectan la plaza con la orilla del Gran Canal clausuradas. El transporte público fue suspendido, así como escuelas, colegios, museos, tiendas y oficinas permanecieron cerrados. De nuevo una ciudad triste y herida.
Centenares de estudiantes de la Universidad Ca’Foscari, listos para su graduación en la plaza de San Marcos, se vieron atrapados en la estación de Santa Lucia. El 80% de las calles están inundadas, el viento de sirocco ha contribuido a empujar y subir el nivel, con lo que el agua entró “piano piano”, aunque no tanto como el pasado día 12 de noviembre; ese día Venecia sufrió su peor inundación desde 1966.
El ingeniero Pierpaolo Campostrini, procurador de la Basílica San Marcos, declara que es necesario arbitrar una odisea que consiste en continuar con nuestra vida habitual, utilizando los medios al alcance de los venecianos y su colaboración para recoger prendas y artículos que se puedan necesitar.
En los últimos 20 años, Boato ha escrito centenares de informes, en los que ha ejercido la función de coordinador, y con la recomendación para salvar Venecia de las mareas altas y devolver la laguna a su equilibrio natural.
Esto último no ha sido posible, por que los barcos que entran a Venecia son cada vez más grandes. Las bocas del puerto se han convertido en unas especies de entrada a autopistas de los cruceros y de entrada del agua y del viento en la ciudad.
A todo esto los venecianos siguen con las botas puestas y el ojo pendiente de las mareas.